Un accidente de tránsito. Un ACV. Un golpe en la cabeza. Los disparadores de las lesiones cerebrales son múltiples y los efectos sobre el sistema nervioso pueden derivar en distintos grados de discapacidad. Hasta aquí lo que todos sabemos. ¿Y el futuro? Optimista, cauto en su entusiasmo, el doctor Máximo Zimerman apuesta por nuevas estrategias terapéuticas. Técnicas de estimulación no invasivas en las que está trabajando en la Universidad de Hamburgo.
Junto a sus colegas del departamento de Neurología, Zimerman estudia los cambios estructurales y funcionales que sobrevienen a las lesiones cerebrales. Utilizan técnicas modernas de neuroimágenes y análisis de conectividad cerebral para distinguir las regiones involucradas en el proceso de recuperación.
Hagamos un alto para destacar que Zimerman es tucumano. Se radicó hace unos años en Alemania junto a su mujer, Luciana, y hace pocas semanas fueron padres de Eva. Él es responsable de la clínica de espasticidad y Stroke del Hospital Universitario de Hamburgo. Este mes estará de visita en el país, ya que hablará de sus investigaciones durante un simposio internacional programado en Buenos Aires.
¿Cuáles son los siguientes pasos? Por medio de programas interdisciplinarios de neurorehabilitación especialmente diseñados para cada paciente, y la aplicación conjunta de estimulación cerebral no invasiva, se incrementa y/o suprime la actividad cerebral en regiones afectadas. Así se potencia el proceso de recuperación neurológica.
Sorprendente
La investigación, publicada en la prestigiosa revista "Stroke", demostró que pacientes con secuelas motoras mejoran su destreza mediante la aplicación de tDCS (estimulación transcortical con corriente directa). Para el estudio los pacientes realizaron una secuencia motora con la mano afectada (semejante a actividades de la vida diaria) durante la aplicación de tDCS. Los resultados evidenciaron un incremento en la velocidad y exactitud en la ejecución de los movimientos durante la aplicación de tDCS. Pero la mayor sorpresa se produjo cuando esos beneficios se mantuvieron luego de haber finalizado el tratamiento por un lapso mayor a 24 horas.
"Las técnicas de estimulación cerebral no invasiva son usadas hasta el momento en el ámbito científico, pero cada día mayor cantidad de estudios controlados demuestran su eficacia en el tratamiento de síntomas derivados de lesiones cerebrales como dificultad en el movimiento, trastornos del lenguaje y disturbios cognitivos y atencionales", destacó Zimerman.
Las lesiones cerebrales ocasionan un impacto en la vida social, familiar, laboral y académica de quienes las padecen y de su entorno. Y cuando nos referimos a lesiones cerebrales es común escuchar hablar de secuelas inmodificables. Sin embargo, la visión actual de nuestro cerebro como un órgano dinámico, con posibilidad de establecer nuevas conexiones, abrió un nuevo campo y un número cada vez mayor de pacientes se beneficien de nuevas estrategias terapéuticas. El futuro ya está aquí.
"Nuestro mayor desafío consiste en trasladar lo observado a la práctica clínica y así cuantificar su impacto terapéutico -recalca Zimerman-. Sólo el entendimiento del potencial plástico de nuestro cerebro permitirá el desarrollo de estrategias que nos permitan rehabilitar de manera eficiente a los pacientes con un objetivo primordial: mejorar su calidad de vida".